
¿Qué es el bikesharing?
¿Sabías que el sector del transporte es uno de los más contaminantes? De hecho, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), solo el transporte por carretera supone un 25,4% del total de emisiones de CO2 a la atmósferaemisiones de CO2 a la atmósfera. En una sociedad cada vez más comprometida con el cuidado del medioambiente y la preservación del planeta, surgen iniciativas para promover una movilidad urbana sostenible.
Las ciudades se han replanteado sus sistemas de transporte, apostando por el uso de vehículos eléctricos o soluciones de micromovilidad. Precisamente, en esta última categoría se encuentra el bikesharing o servicio público de bicicletas compartidas, que permite a los ciudadanos alquilar una bicicleta para sus desplazamientos urbanos. Además, también es importante remarcar la modernización de la cultura ciclista con modelos especialmente diseñados para circular por las ciudades o la proliferación de bicicletas eléctricas.
Algunas grandes urbes están actualmente inmersas en su evolución hacia el modelo de ciudades inteligentes, un cambio que pasa por adaptar sus infraestructuras para facilitar la accesibilidad, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y apostar por la sostenibilidad, siendo más respetuosas con el medioambiente. El uso de la bicicleta reduce la contaminación de grandes núcleos de población, por lo que los servicios de bikesharing se incluyen en muchas políticas municipales para mejorar la calidad del aire.
¿Cómo funciona el servicio de bicicletas públicas compartidas?
Este tipo de movilidad está en auge en las ciudades. Muchas localidades españolas ya cuentan con servicios para compartir vehículos sostenibles y hacer pequeños desplazamientos. Sin embargo, el concepto de bikesharing no es nuevo, surgió en Ámsterdam en los años 60. Las llamaron White Fiettsen, bicicletas blancas, pues las pintaron de ese color para identificarlas, pero la medida fracasó y las bicicletas fueron objeto de hurtos y actos vandálicos.
Tres décadas después, en Inglaterra, se diseñó un sistema para rastrear las bicis y así se acabó con los robos. En 1998, Francia instauró el primer servicio de bici a la carta con tecnología de banda magnética y RFID, posicionándose como país puntero en este tipo de movilidad. Dentro del territorio nacional, Vitoria fue la primera ciudad española en poner en marcha un programa de préstamo de bicicletas en 2004. Barcelona lo hizo en 2007 con el servicio Bicing que, actualmente, gestionamos desde Serveo, fue todo un éxito y la iniciativa se propagó rápidamente a otros territorios.
Su funcionamiento es muy sencillo, los usuarios pueden adquirir un abono para efectuar varios viajes o, simplemente, utilizar la bicicleta cuando lo necesiten y pagar por cada trayecto. Aunque estos servicios tienen un coste, este es muy inferior al de otros medios de transporte urbano. Antes de utilizarlo es necesario darse de alta en una aplicación, así como aceptar las condiciones y las normas de uso.
Cada vez son más las personas que deciden usarlas para ir al trabajo, al gimnasio o moverse por la ciudad. Las localidades que cuentan con este servicio tienen varias estaciones distribuidas de forma estratégica, lo que permite a los usuarios recoger y devolver estos vehículos en puntos diferentes, sin necesidad de retornar al lugar inicial.
Beneficios del bikesharing
Los servicios de bicicletas públicas compartidas tienen muchas ventajas, tanto para los usuarios como para las ciudades que los implantan. De hecho, son muchas las urbes que han invertido en estos sistemas con el objetivo de modernizar la movilidad urbana hacia un modelo más sostenible.
- Ecológico. Los desplazamientos en bicicleta no contaminan, ya que no queman combustibles fósiles ni generan CO2. Es decir, contribuyen a reducir los gases nocivos a la atmósfera y a mejorar la calidad del aire.
- Versátil. Permiten llegar donde otros transportes no pueden. Al ser vehículos libres de emisiones pueden acceder a los centros históricos de las ciudades, sin ningún tipo de restricción. Además, favorecen la multimodalidad, nos permiten llegar a estaciones de transporte público (tren, metro, etc.) combinando su uso para hacer viajes más largos.
- Cómodo. Ahorran tiempo y contribuyen a descongestionar el tráfico. Los usuarios de estas bicis no se verán afectados por atascos, el traslado es mucho más fluido y rápido. Además, utilizar este método de transporte supone no tener que preocuparse por mantenimientos y otros costes relacionados con disponer de un vehículo propio.
- Económico. Como ya hemos comentado, resultan muy económicos al ser más baratos que otros medios de transporte público. Su uso permite alcanzar un ahorro importante en concepto de desplazamientos urbanos.
- Saludable. Coger la bicicleta supone hacer ejercicio físico, lo que contribuye a reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y minimiza el estrés. En la mayoría de los casos, los servicios de Bikesharing cuentan con bicicletas eléctricas, así que hablamos de un medio de transporte accesible para todos, independientemente de su estado de forma física.
- Silencioso. No emiten ningún ruido, ayudando a minimizar la contaminación acústica propia de las grandes urbes.
Cómo implantar este servicio en la movilidad urbana
La cultura ciclista es beneficiosa para la salud y la economía de aquellas personas que la practican. Pero, además, este tipo de movilidad sostenible afecta a toda la ciudadanía. Algo tan sencillo como cambiar el modo en que realizamos los traslados urbanos puede modificar el paisaje de las ciudades, contribuyendo a un modelo centrado en las personas y en su bienestar. Esta es la razón por la que cada vez más localidades se suman a esta alternativa. Los desplazamientos sobre dos ruedas están cambiando la fisionomía de las grandes ciudades, sobre todo en Europa. Las urbes que todavía no se han apuntado a la movilidad verde, están readaptando sus espacios de forma apresurada para dar cabida a esta nueva realidad.
Entre otras cuestiones, según la asociación Red de Ciudades por la Bicicleta, un buen sistema de bikesharing debería atender a los siguientes principios:
- Garantizar la seguridad, comodidad, facilidad y flexibilidad de uso, así como claridad en las condiciones económicas.
- El servicio debe complementar a la oferta urbana de transporte público.
- Contribuir a la mejora de la calidad del aire, favoreciendo una gestión eficiente de la movilidad.
- Asegurar la igualdad de oportunidades entre los operadores interesados en implantar sistemas de bicicletas compartidas.
- Favorecer la cooperación público-privada, aprovechando el desarrollo tecnológico en favor del bienestar de los ciudadanos.
En Serveo centramos nuestros servicios en las personas y estamos comprometidos con el cuidado del medioambiente. Sabemos que para conseguirlo es necesario minimizar las emisiones nocivas a la atmósfera y apostamos por una movilidad urbana sostenible. Gestionamos servicios de uso de bicicletas públicas compartidas en varias ciudades españolas, siendo testigos de primera mano de los beneficios de este tipo de transporte.